Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora
Uno
creería que el director de apellido Webb va a hacer justicia al niño que
llevamos dentro y que aún se emociona cuando lee que para Semana Santa toca el
refrito de Spiderman, pero no.
Si estamos acostumbrados al cine chatarra perdonaremos lo barroco de la trama para
disfrutar nuestra dosis semanal de efectos especiales. Ahora que si uno carga
al cine al pequeño crítico que lleva dentro, no hallará mucho asidero para saltar
de una historia a otra con todo y el arte de un ejército de guionistas que han
recibido sueldos millonarios para evitar que al Hombre Araña se le rompa la
cuerda.
Lo
primero que salta a la vista es que el foco está muy puesto en la historia de
amor. Pareciera una contradicción: uno va al cine a ver catorrazos y se
encuentra con amores azucarados aunque, si se piensa bien, la cosa tiene su
dosis de inteligencia. El Hombre Araña teje para nosotros una historia de amor de
adolescentes con complejo de súper héroe. No olvidemos que la adolescencia (en
todos sentidos) es el gran público del Spiderman.
Por
otra parte están las comparaciones que, a decir de la abuela, son odiosas pero
necesarias. El Spiderman 3 del
2007 (un lío numérico, sin duda) fue dirigido como todo fanático recuerda, por
Sam Raimi, un hombre que conocía su oficio. Raimi es probablemente uno de los
directores más inteligentes en lo que respecta a este cine dirigido a encantar
muchachos de hormonas alteradas. Comparar a Raimi con Webb resulta triste para
Webb. El Hombre Araña salta a la aventura por el deseo capitalista de explotar una
franquicia exitosa aunque, desde el punto de vista artístico (nadie duda que
este cine puede ser arte), no tiene nada que ofrecer frente a la producción de Raimi.
Cuentan
los chismes hollywoodenses que por sus ineptitudes, el director estuvo a punto
de meterse en líos con los ejecutivos de Sony, dueña de la franquicia. Webb
había trabajado sobre todo para televisión y no lo había hecho mal, pero cuando
llegó el momento de ensamblar todas las necesidades de una película como ésta
en un guión coherente, las cosas se comenzaron a deshilar.
Efectivamente,
Webb pasa trabajos dando continuidad a la aventura y a la historia de amor, a
la necesidad de lucir la belleza física de los protagonistas y salpicar aquí y
allá chistes más o menos inteligente para que los padres obligados a ver esta
película por aquello de los hijos no sufran una tortura medieval. Y uno siente que
Marc Webb está padeciendo, igual que como sentimos hace siete años, que Sam
Raimi estaba disfrutando. Webb será un buen director de televisión pero le
falta el gusto por el barroco intríngulis de historias que hace que El Hombre
Araña siga siendo, casi setenta años después de su presentación en Marvel Comics, el arquetipo del
hombre atormentado entre el amor y el deber, entre su condición de súper héroe
y su suerte de mortal. Eso que los griegos llamaban semidiós.
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FICHA TÉCNICA:
The Amazing Spiderman 2 (El sorprendente Hombre Araña: La amenaza
de Electro) Dirección: Marc
Webb. Guión: Alex Kurtzman, Roberto Orci, Jeff Pinker y James Vanderbilt. Música: Johnny Marr, Pharrell Williams
y Hans Zimmer. Fotografía: Daniel Mindel. Con Andrew Garfield, Emma Stone, Jamie
Foxx y Dane DeHaan. Estados Unidos, 2014.
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