viernes, 20 de marzo de 2015

Solo buenas intenciones

Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora

Third Person es una película de viñetas. Las escenas se suceden una a otra sin que (al menos en apariencia) haya otro interés que el ritmo: introducir al espectador en una de esas ensoñaciones en que a veces se vive el cine: sin memoria ni deseo. No esperaríamos menos de Paul Haggis, guionista metido a director con tanto tino que consiguió que Crash (escrita y dirigida por él) fuese la primera película en la historia del Oscar en que un escritor fue premiado por director y productor.

Es posible que Haggis esté pasando por una crisis literaria tan grave como la de uno de sus protagonistas, ese que interpreta Liam Neeson. Con una carrera tan rápida y brillante como la de Haggis debe haber sido difícil conseguir triunfar con una película tan pretenciosa. Y es que, en efecto, Third Person es muy mala. Tanto que, como suelen hacer las distribuidoras estadunidenses con sus aliados en las distribuidoras mexicanas, nos la han enviado dos años después de su estreno para tratar de recaudar el dinero que no consiguieron allá.

Third Person aspira a ser como La Grande Bellezza. Ambas películas están construidas con viñetas deshiladas en apariencia; hay en ambas una genuina preocupación por el cine como arte visual (y no como producto de mercado) y un regodeo en ciertos personajes de la vida cotidiana que a veces son viciosos, a veces tiernos y a veces banales. En ambas películas el autor, a través de su protagónico, mira al mundo como el poeta Villaurrutia: “como mira un Dios lo que ha creado”.

La diferencia es que Paolo Sorrentino consigue, sobre todo desde lo visual, momentos extraordinarios. En Third Person a Haggis se le ven las costuras y comete errores que desnudan su calidad de guionista que no ha terminado por dar el salto a director. Las “tomas de locación”, por ejemplo. Estamos en París. La cámara ofrece la visión de una calle. Corte a: estamos al interior de un departamento. Esta clase de narrativa está más cerca de la telenovela (el pasquín) que de la narrativa de una obra como la que claramente está aspirando a escribir el guionista de Million Dollar Baby.

Tres historias en tres ciudades espectaculares (Roma, París y Nueva York) conviven entre sí. La razón no queda muy clara pero hay un escritor que aparentemente está introduciéndonos en las ficciones del libro que está trabajando. Si así fuera estaríamos ante una suerte de juego de espejos que más que artificio se ha vuelto cliché. Tal vez en este intento uno entienda el título: Third Person, en tercera persona. Puede que el autor esté queriendo discutir la noción de que la voz narrativa en tercera persona está superada y transmitir al espectador una obra que, por ello mismo, se vuelve confusa y le queda grande. Para ser una obra de arte visual, Third Person tiene pocos recursos; para ser una obra de arte narrativo, la película carece de interés. Al mejor cazador se le va la liebre, reza el refrán. A Haggis se le fueron las cabras. La película más pretenciosa de su filmografía se ha quedado llena de buenas intenciones que fue incapaz de cumplir.

Third Person (Amores infieles). Dirección: Paul Haggis. Guión: Paul Haggis. Fotografía: Gianfilippo Corticelli. Con Liam Neeson, Kim Basinger y Adrien Brodi. Estados Unidos, 2013.



No hay comentarios:

Publicar un comentario