sábado, 13 de junio de 2015

Cuatro genios

Fernando Zamora
@fernandovzamora

Abatidos, muchos mexicanos sin documentos viven en Estados Unidos como esclavos, fuera de la ley, sin papeles ni derechos. No tienen futuro. En Spare Parts, un personaje comenta: “al menos tres veces cada hora, estos mexicanos de dieciséis, diecisiete años reciben este mensaje: no sirves para nada”.

Spare Parts tiene miel y tiene hiel. Es un melodrama bien hecho, de modo que aunque hay risas y llanto uno sabe en el fondo que todo saldrá bien. O en todo caso mejor de lo que en la vida real sucede con cuatro muchachos ilegales, cuatro estudiantes de High School que se han dado a la tarea de entrar en competencia con los hombres y mujeres más preparados del mundo en un concurso que consiste en armar un robot subacuático. ¿Competir con Duke, con Cornell, con el MIT? Esta película “basada en un hecho real” resulta muy emotiva.

Pero, a decir verdad, Spare Parts trasciende la función puramente emotiva para dar testimonio de lo que sucede con quienes nadie mira (esa adolescencia invisible); la miseria que persigue a los más desprotegidos por esta razón: tienen la cara inadecuada y el color de piel inadecuado en uno de los lugares más racistas del mundo: Arizona.

Lo importante en todo caso es que un pequeño criminal, un adolescente con fama de tonto y sobrepeso, un indocumentado que quiere servir en el ejército de Estados Unidos (al que considera, con justicia, su país) y un genio en matemáticas, se unen al típico profesor de ciencias que guarda un secreto con la intención de algo más que construir un robot subacuático. Lo que estos cinco quieren es ser reconocidos, quieren futuro y, a caballo entre dos mundos, lo que necesitan se llama ciudadanía.

Tal vez dentro de algún tiempo volvamos a ver películas como Spare Parts y nos horrorice lo que sucede hoy con esta juventud mexicano-estadunidense. Veremos consternados el racismo, la vida real de quien hoy tiene que vivir escondiéndose de la policía, con el miedo de que en cualquier momento aparezca un hombre con placa y acabe con su vida. En forma metafórica, pero a veces textual. Spare Parts parece decir (y lo triste es que tiene razón) que en México estos chicos no tienen ningún futuro. En el mejor de los casos serán mecánicos mal pagados… de este lado. En un país del primer mundo podrían aspirar al Nobel.

Hay que decir que Spare Parts tiene el gusto de evitar al público las partes más humillantes de la vida de los indocumentados en Arizona. Al contrario, este pequeño universo está poblado de personajes adorables: una directora con buen sentido del humor, una maestra de matemáticas feminista y amigable y un padre que en el fondo (tal vez muy en el fondo) sabe amar. 

Spare Parts es una película importante. Importa en tanto documento, en tanto prueba de que hubo muchachos sin recursos que fueron capaces de emprender la labor de vencer a los mejores y a los más brillantes para hacerse de un país y un futuro. Spare Parts documenta un periodo que se parece tristemente a los primeros años del nazismo.

Spare Parts (Los inventores). Dirección: Sean McNamara. Guión: Elissa Matsueda basada en un artículo periodístico de Joshua Davis. Fotografía: Richard Wong. Con George López, Marisa Tomei, Jaime Lee Curtis y Carlos Penavega. Estados Unidos, 2015.

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