viernes, 12 de septiembre de 2014

Genealogía visual de Rodríguez

Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora

Algo tiene Robert Rodríguez que a veces gusta y a veces no. Es como uno de esos platillos exóticos muy condimentados que, sin embargo, hay que probar. La segunda emisión de Sin City (aquella película que en 2005 además de barroca resultó inquietante por su retrato de la maldad) lleva el título de A Dame to Kill For. Y sí, la chica en cuestión es lánguida, pura y medianamente puta: flor de fango de esas que quieren salvar los adolescentes.

La verdad es que desde el punto de vista narrativo, Rodríguez nunca ha tenido mucho que decir (no creo que ni siquiera El mariachi, aquella mítica película que lo llevó a la fama, sea narrativamente algo muy memorable); son sus ojos los que constatan que, si hay hombres que nacieron para hacer cine, él es uno de ellos.

Por otra parte, puede que los fanáticos de los cómics se interesen en esta película solo porque es una adaptación (muy apegada al espíritu original, por cierto) del clásico de Frank Miller, quien es otro gran maestro de la imagen y dirige con Rodríguez. No es necesario ser adivino para saber que, al menos desde el punto de vista plástico, uno llegará en Sin City: A Dame to Kill For al estupor que produce el gran cine.

Toda la historia, el montaje y la película misma, son pretextos para las escenas en que sobre todo se exalta la belleza de una feminidad que, si uno lo piensa bien, hace mucho que no podíamos disfrutar sin un dejo de culpa. Y es que aquí la chica es frágil y el chico es rudo, estereotipos que hoy parecen viejos y que Rodríguez reproduce so pretexto de que éste es un mundo paralelo que poco tiene que ver con el mundo real.

Sin City... recoge el imaginario estadunidense de la decadencia urbana que suele traer el progreso. La película podría suceder en Detroit o en la Ciudad de México; podría suceder en Hell’s Kitchen o en el barrio neoyorquino conocido como Alphabet City, ese lugar al sur de Manhattan en que, cuenta la leyenda, era imposible recitar el abecedario y llegar hasta la Z sin ser asaltado.

Sin City... es la ciudad perfecta para la exploración artística de Robert Rodríguez que, lo dicho, creo que es ante todo visual. Lo es porque tiene referencias al gran arte que en Estados Unidos ha dado cuenta de la miseria del barrio urbano. Ese en el que la chica de cabellos rojos se pasea vendiendo placer obligada por las circunstancias. Hay que buscar las referencias de A Dame to Kill For sobre todo en el cine negro estadunidense; ese que escribieron Dashiell Hammett y Raymond Chandler, ese que dirigieron Rouben Mamoulian y Howard Hawks, que actuaron Humphrey Bogart y Lauren Bacall, Gary Cooper y Sylvia Sidney. Es aquí donde encontramos las fuentes de un magnífico artista plástico que (genes mexicanos aparte) se alimenta de una tradición visual estadunidense tan frondosa que se remonta a las raíces de Edward Hopper y llega hasta las ramas en que Frank Miller ha dibujado estos cómics de tan hermosa oscuridad.
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Sin City 2: Una dama por la cual mataría (Sin City: A Dame to Kill For). Dirección: Frank Miller y Robert Rodriguez. Guión: Frank Miller basado en su propio cómic. Música: Robert Rodriguez y Carl Thiel. Fotografía: Robert Rodriguez. Con Mickey Rourke, Jessica Alba y Josh Brolin. Estados Unidos, 2014.

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