Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora
Contendiente
por la Palma de
Oro en Cannes y ganadora del Premio del Jurado, Mommy es una obra canadiense que introduce al espectador en
la que es, a decir de los freudianos, la relación más compleja del ser humano. He
aquí una película más de madres disfuncionales e hijos con un tornillo que da
tumbos en la cabeza.
Es
de notar que Mommy se inserta
en una larga tradición de cine francófono que retrata estas relaciones tan
complicadas. En Bélgica hace ya varias décadas se filmó Las bodas bárbaras, adaptación de una novela ganadora del Premio
Goncourt con la que uno terminaba por odiar a la madre tanto como la amaba el
hijo medio tonto. En Bélgica, también los hermanos Dardenne han rodado algunas
de las películas más inquietantes en torno a esa madre de la que, gracias a
Dios, solo hay una.
Creo
que la tradición francófona se regodea en lo malo de mamá por influencia de Los cuatrocientos golpes. No es
que la madre de Antoine fuese mala, pero al menos era indiferente y, llegado el
momento, rompía el corazón de su hijo. Los sucesores de Truffaut han llevado esta
relación hasta los extremos de esta Mommy
quebécois que no sabe qué hacer con un hijo que en un segundo la ama y
al otro quiere matarla.
En
efecto, Steve tiene problemas. Tantos que, desde el inicio de la película,
sabemos que se está sacando un boleto para el psiquiátrico. Lo interesante sin
embargo es descubrir que con la madre de Steve ser normal sería un milagro. No
es que Mommy sea mala, no, está incapacitada y por más que es adorable también
es irresponsable, infantil y contradictoria. A este dúo disfuncional se une en
la pantalla una misteriosa vecina que los perversos como yo creen adivinar que
tiene una suerte de enamoramiento (al menos platónico) con el muchachito mal
portado.
Mommy
ofrece al público la fórmula para hacerse con un hijo incapaz de controlar sus
impulsos. El montaje y la historia recuerdan a Ken Loach por su retrato de las
clases bajas de un país del Primer Mundo, pobres que en México serían de clase
media más bien acomodada pero allá… Aparentemente, la película está diseñada
para que uno concluya que la pobreza es un factor en la mala educación que
padecen el adolescente y su mamá.
En
muchos sentidos Mommy completa
el retrato de la juventud norteamericana que este año ofreció Richard Linklater con la
sorprendente Boyhood. Las
clases pobres de Estados Unidos y Canadá se nos presentan con un dejo de poesía
en estos retratos de adolescentes que no saben qué les traerá el futuro.
Además, creo que tanto Mommy
como Boyhood consiguen
esa poesía visual que tanto disfrutan los espectadores sensibles a causa de las
nuevas tecnologías fílmicas; a saber, el video. En efecto, ya Boyhood demostró que se puede seguir
a un niño durante doce años; desde la niñez hasta el inicio de la adolescencia.
Mommy demuestra que el video
va más allá del videoclip y está ofreciendo a los artistas audiovisuales nuevos
medios para contar la vieja historia del irremediable amor disfuncional entre
un muchacho sin escrúpulos y una mujer tan adorable como incapaz de ser mamá.
Mommy. Dirección: Xavier Dolan. Guión: Xavier Dolan. Fotografía: André
Turpin. Música: Noia. Con Anne Dorval, Antoine-Olivier Pilon y
Suzanne Clément. Canada, 2014.
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