Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora
Esto
es Brian de Palma: un director en apuros. Son tantos sus problemas como los de
su encantadora protagonista, una de esas bellezas raras que trabajan en las
agencias de publicidad. Una en Berlín en este caso. Raro que todos hablen
inglés.
Hubo
un tiempo en que De Palma era uno de esos directores de cine que los esnobs
llaman “autor de culto”. Sus problemas comenzaron cuando se hizo de la fama de
que sus obras no recuperaban la inversión original.
En
el caso de Passion, los distribuidores
de Estados Unidos la mandaron directo al DVD hace ya tres años. En México
nuestros distribuidores (mucho menos elegantes) tratan de engañar al respetable
inventándose que la película se estrenó comercialmente en 2015. Y puede que
tengan razón, pero solo en México se estrenó. A veces es triste vivir en un
país en que ni los distribuidores respetan al público que les da de comer.
Hace
poco, en una comida un amigo me preguntó si había visto la última película de Brian
de Palma. “No tenía ni idea de que hubiese vuelto a dirigir”, le contesté, y
tenía razón. Brian De Palma no había vuelto a dirigir desde hace tres años
cuando Passion se convirtió en
uno de los fracasos comerciales más grandes de 2012. En fin, que “la última
película de Brian De Palma” es tal solo en México, donde los dueños de los
derechos la han traído para conseguir, de lo perdido, lo que aparezca.
Con
todo y todo, creo que Passion
es una buena película, pero los fanáticos de De Palma tienen razones para
sentirse poco más que defraudados, entre otras cosas porque la historia es un remake. ¿Qué necesidad tenía el
autor de Scarface de hacer remakes? El capitalismo es cruel.
Passion
es una buena película entre otras cosas porque toca los temas recurrentes en
las mejores películas de De Palma: el ejecutivo en apuros, el mundo del glamour que esconde tras
bambalinas dos o tres cadáveres y un infierno. De Palma sigue siendo el mismo
aunque con una cuenta de cheques agotada.
Las
actuaciones son excelentes y la trama… Lástima que el título en español implique
semejante desatino porque, la verdad, si uno se relaja verá que este Asesinato perfecto se puede
disfrutar.
Tal
vez la razón por la que la crítica y los distribuidores en Estados Unidos han
odiado tanto la película estriba en el hecho de que ha sido dirigida por un
monstruo de la historia del cine. No es que Passion
sea demasiado mala pero si se compara con la filmografía de De Palma uno se
pregunta: “¿qué fumó?”
Hay
que verla, sin embargo. Verla sin prejuicios, en el caso de los cinéfilos
recalcitrantes, y verla con una enorme bolsa de palomitas en el caso de aquel
no tenga ni idea de quién es Brian De Palma, que será quien, sospecho, va a gozar
más de esta historia barroca, banal y entretenida. Está bien actuada y bien escrita,
pero el mundo del cine es extraño y cruel. A menudo la sombra del pasado es más
grave en los hombros de un director como De Palma que de todos los esnobs y críticos
del mundo.
PIE DE
FOTO
Passion (Pasión, un asesinato perfecto). Dirección: Brian De Palma.
Guión: Brian De Palma, Natalie Carter y
Alain Corneau basados en la película Crime
d’amour. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Pino Donaggio. Con Rachel McAdams, Noomi Rapace, Karoline Herfurth y Paul Anderson. Alemania, Francia,
2012.
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