Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora
¿Cuánto vale la vida de un mesero cuarentón? Il capitale umano (película
italiana que inaugura la 58 Muestra Internacional de Cine) aclara el punto con
una dosis de miel y otra de hiel. ¿Puede haber comedia en algo tan sórdido como
la muerte de un hombre que vuelve a casa después de una dura jornada de
trabajo? Esta película parece decir que sí. Solo el gran cine edifica con cosas
así.
La crisis del capitalismo en esta segunda década es el
tema de una Muestra que tiene, como en los buenos tiempos, una auténtica visión
de curador. La crisis italiana se desarrolla aquí en cuatro partes que se
entrelazan a la manera de Tarantino. Paolo Virzì, director de Il capitale umano, usa a favor
de su historia estereotipos de la sociedad europea para mostrar que toda vida
tiene su precio. Y estamos hablando de un precio real. Tiene precio el pequeño
empresario que, como sucede con los avaros, quiere más. Tiene precio el rico
dueño de un palacete como los que vimos en La
Grande Belleza , tienen precio el muchachito que se
droga y la mujer idealista que siempre quiso ser actriz pero que entre arte, amor
y dinero prefiere, como tantos, el dinero.
Desde la primera toma de Il capitale umano es notable que Virzì coloca la cámara no solo
en el lugar más eficiente, también en el más bello. Y si uno es de esos que
piensa que la belleza es relativa debería de ver Il capitale umano. En el capitalismo todos valemos dinero
contante y sonante, esto es real. Tanto como que la belleza existe. Ambos
puntos quedan claros viendo a Virzì.
Con respecto a la crítica al capitalismo y a la
denuncia de la crisis de Europa, Virzì esgrime otros valores casi tan interesantes
como el ojo para elegir el lugar de la cámara. A saber, la falta de moralismo.
En efecto, esta historia pudiese haber caído del lado del cinismo si al
director se le hubiesen pasado las cucharadas de miel, pero pudo haber caído en
la moralina si se le hubiese pasado la hiel. El resultado es perfecto, sazonado
con la simplicidad y elegancia de un platillo italiano.
En el medio justo de los grandes artistas que además
hacen también de filósofos, Virzì cuenta tres historias de avaros y una
historia de amor. Es en ésta, en la historia de amor, en la que todo el tema
del valor económico de un mesero muerto adquiere profundidad. Porque, sin caer en
cursilerías, el autor de Il capitale umano
usa como pretexto un thriller
en que la pregunta “¿quién mató al mesero?” mantiene al público al borde del
asiento para deslizar la historia de la niña bien y el niño mal que enternece con
el esquema de La Dama
y El Vagabundo.
Decía Nietzsche que no porque haya tanta mierda en el
mundo, el mundo es merdoso. Debe ser cierto. En torno a la desgracia de un
obrero, Virzì ha dirigido una comedia agridulce. A la altura de la gran
tradición del cine italiano. No es poco. Fellini, Pasolini, los hermanos
Taviani y aun Paolo Sorrentino son aquí fantasmas, influencias y homenajes que
viven entre la miel y la hiel.
Il capitale
umano (El capital humano). Dirección: Paolo Virzì. Guión: Paolo Virzì, Francesco Bruni y
Francesco Piccolo basados en la novela homónima de Stephen Amidon. Fotografía: Jérôme Alméras. Con Fabrizio Bentivoglio, Valeria
Golino, Valeria Bruni y Fabrizio Gifuni. Italia, 2013.
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